La COVID-19 ha hecho que empresas y profesionales tengan que dar una oportunidad al teletrabajo, a cuyas condiciones generales se sumaron las del confinamiento y la incertidumbre con la que hemos convivido.
Entender cómo nos hemos adaptado y cómo nos ha afectado esta situación particular ha sido el objetivo del estudio sobre la actual experiencia de teletrabajo, realizado por el equipo de Talent Analytics del Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC) a partir de una encuesta a más de 400 teletrabajadores de empresas españolas.
Entre los resultados, destaca que un 87% de los profesionales consideran que su empresa ha sabido adaptarse a la situación actual y un 80% están satisfechos con la gestión y medidas tomadas en cuanto a protección, flexibilidad, bienestar del trabajador y comunicación.
El nivel de implantación previo del teletrabajo es determinante en esta satisfacción con la empresa, más que la experiencia previa de la persona con el teletrabajo. De hecho, las empresas en las que estaba completamente establecido el teletrabajo, y a las que pertenecían solo un 20% de los encuestados, han podido proporcionar más recursos a los teletrabajadores que las empresas en las que no estaba nada implantado.
Además, en el estudio se han abordado otros aspectos relacionados con el teletrabajo y que podían verse afectados en estas circunstancias, como la resolución de tareas, la concentración o el estado de ánimo.
En este estudio también se han tenido en cuenta algunos factores que pueden influir en esta experiencia: edad, género, situación familiar o puesto de trabajo, para ver su impacto y diferencias. Los resultados pueden dar las claves para una transformación de la cultura laboral que vamos a tener que afrontar de forma inmediata.
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Preocupaciones laborales y nuevas dificultades del teletrabajo
Ante una nueva situación, surgen nuevos retos. En este caso, a los relacionados con el teletrabajo se suman la precipitación e incertidumbre del momento. La satisfacción mencionada a la hora de adaptarse contrasta con la preocupación de los encuestados por mantener su trabajo (50%) y por cómo afectarán estos cambios a la empresa (75%). Esta preocupación laboral se ve incrementada en el caso de las personas de mayor edad (más de 50 años) y las que se encuentran en puestos de mayor responsabilidad.
En relación a las tareas del día a día del teletrabajo, las mayores dificultades que han surgido, incluso entre las personas que ya habían teletrabajado previamente, están relacionadas con la gestión del tiempo: un 43% de los encuestados tiene problemas para separar el tiempo de ocio y de trabajo y un 23% para organizar su jornada.
Menos extendidas (20%) están las dificultades para alcanzar los objetivos propuestos y para comunicarse con el equipo y los clientes. Y a pesar de lo que pudiera parecer, la tecnología no ha sido un problema destacado por ningún grupo de edad, aunque sí la resolución de incidencias técnicas.
Es cierto que los jóvenes (18-30 años) se sienten más cómodos y capaces de manejar las herramientas tecnológicas, pero no hay grandes diferencias con el resto de profesionales.
De hecho, son las personas de más edad (mayores de 50 años) las que manifiestan tener menos dificultades que el resto de grupos, especialmente para comunicarse con los compañeros, cumplir objetivos y organizar su tiempo.
Bienestar del teletrabajador: el estrés y las distracciones
Las nuevas condiciones derivadas de la COVID-19 han tenido un impacto en nuestras rutinas de trabajo, también influidas por nuevas distracciones y las implicaciones psicológicas derivadas de la situación. Estas varían especialmente según el género y la situación familiar.
En general, un 57% de los encuestados creen que están trabajando más horas que antes y, en este contexto, un 23% de los mismos se sienten estresados. Sin embargo, más de un 80% consideran que están haciendo bien su trabajo y que su empresa confía en ellos.
Las mujeres con hijos son el grupo que más estrés siente trabajando en esta situación y las que informan de estar teletrabajando más horas. A pesar de esto, sienten que están haciendo bien su trabajo, en igual medida que el resto de grupos. Por edad, los mayores niveles de estrés se darían en personas entre 30 y 50 años.
En referencia a la concentración, los hijos son el principal factor que afecta a los padres y madres, siendo estas distracciones mayores en mujeres que en hombres. En cuanto a las personas sin hijos, coincidiendo con las personas más jóvenes, estas se ven más afectadas por un bajo estado de ánimo, factor por el que se sienten menos capaces de trabajar.
La apatía, otro posible efecto negativo del trabajo en confinamiento, parece disminuir con la edad. De hecho, son las personas de más edad (mayores de 50 años) las que manifiestan sentir un mayor apoyo de sus compañeros y una mayor confianza en ellos por parte de su empresa.
¿Cómo podemos mejorar el teletrabajo?
Estos resultados son una muestra de los cambios que la COVID-19 ha producido en empresas y personas en términos de teletrabajo. La experiencia deja algunas lecciones y posiblemente apunta a la necesidad de implantar modelos mixtos que combinen el trabajo presencial en la oficina con el trabajo desde el domicilio.
Por ello, el equipo de Talent Analytics del IIC propone algunas líneas de acción a partir del estudio realizado:
- Medidas para evitar que se alargue la jornada laboral en casa: estrategias de gestión del tiempo y modificar la forma de organizar el trabajo, con pequeños objetivos y tareas.
- Mejora de la comunicación empresa – empleado: medidas de integración, comunicación interna y detección de personas aisladas.
- Crear equipos específicos de soporte para las incidencias técnicas que puedan surgir en el teletrabajo.
- Impulsar la formación en competencias transversales y, sobre todo, en habilidades digitales (evaluación de competencias digitales).
- En términos de conciliación, prestar atención a las personas con hijos de corta edad, que son las que mayores dificultades presentan.
Descargar el informe completo sobre TELETRABAJO
En el IIC, la investigación es la base de nuestro trabajo. Conocer la realidad, en este caso del teletrabajo, ayuda a conocer las facilidades y dificultades que surgen en una situación excepcional y a prestar atención a las variables que influyen en una posible nueva forma de trabajar.
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Creo que el teletrabajo ha mejorado mucho nuestra calidad de vida como sociedad. Se han resuelto también muchos problemas respecto a vialidad, hemos podido trabajar con muchas más personas más fácilmente en otros equipos de trabajo de la empresa y también es posible colaborar con talento en otras partes del país que las empresas no tienen oficinas.
Creo que mantener un buen porcentaje de personas que trabajan desde casa mejora mucho las posibilidades de crecimiento y desarrollo personal y profesional que a la larga aportan mucho más valor a las empresas.