El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es siempre una buena oportunidad para reconocer el trabajo de mujeres que se adelantaron a lo que actualmente hacemos en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC). En nuestra recopilación de mujeres pioneras en Inteligencia Artificial, ya apuntábamos por ejemplo a Karen Spärck Jones como impulsora del Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), y este año, el calendario científico del CSIC incluye a Thelma Estrin (1924-2014) como una de las primeras personas en aplicar tecnología informática a la resolución de problemas en salud y biomedicina.
Además, en el terreno de la investigación, la tecnología también ha demostrado ser útil para procesar y analizar grandes volúmenes de datos médicos o genómicos, entre otros, pudiendo ayudar a validar teorías como las de la bióloga Lynn Margulis (1938-2011). Elisa Martín, directora del área de Salud del IIC, participa en este día en una mesa redonda que le rinde homenaje y destaca su trabajo multidisciplinar, en el evento “Desafíos transdisciplinares ACTExS” organizado por La Fundación para el Conocimiento Madri+d en la UCM.
Thelma Estrin y los primeros datos médicos digitales
La aplicación de la tecnología en salud contó con la aportación inicial de la informática estadounidense Thelma Estrin, pionera en los campos de la ingeniería biomédica y los sistemas expertos. Fue precursora del registro de datos médicos digitales y del desarrollo de sistemas de apoyo a la decisión médica que utilizamos hoy en día.
Entre sus hitos profesionales, Estrin trabajó en el Instituto de Investigación en Neurociencia de la Universidad de California (UCLA), donde fundó el laboratorio de procesamiento de datos. Dirigió el mismo entre 1970 y 1980, cuando diseñó uno de los primeros sistemas capaces de convertir las señales analógicas de los electroencefalogramas (EEG) en datos digitales. En el IIC, sabemos que este es el primer paso para analizar la información que recogen los dispositivos médicos, una fuente relevante para obtener variables de interés para la prevención, el diagnóstico o el tratamiento de una enfermedad.
Más adelante en su carrera, se interesó por cómo la tecnología podía ayudar a los médicos a tomar mejores decisiones y contribuyó al desarrollo de un sistema para guiar al personal de emergencias en el tratamiento del dolor torácico. Sin duda, un precedente de los actuales sistemas de alertas tempranas, como Bisepro para la detección precoz de sepsis.
Además, también fueron famosos sus artículos sobre los estudios sobre la mujer en relación con la ciencia y la tecnología. Como “la primera mujer ingeniera que conoció” –según dijo al recibir un premio de la Society of Women Engineers en 1982–, Estrin se convirtió en defensora del talento y el papel de las mujeres en esta disciplina.
Lynn Margulis en pro de una ciencia multidisciplinar
En salud y biomedicina, la tecnología y, en concreto, el análisis de datos masivos, pueden facilitar también la labor investigativa e incluso reconocer a posteriori el trabajo de mujeres como Lynn Margulis. En 2015, un estudio genómico dio credibilidad a su teoría de la endosimbiosis, ideada en los años 60 y que ha ido ganando apoyo experimental con el tiempo.
Esta bióloga estudió y describió el origen de las células eucariotas como fruto de la simbiosis de diversas bacterias o células procariotas, impactando en la evolución de las especies y cuestionando parte de las teorías neodarwinistas vigentes entonces. De ahí, el rechazo inicial a su propuesta y a la hipótesis posterior que restaba valor a las mutaciones genéticas aleatorias en cuanto a la aparición de nuevos rasgos en los seres vivos, que también achacó a la simbiosis.
Con los años se ha ido teniendo en cuenta esta visión y, recientemente, con el uso de avanzadas herramientas bioinformáticas, ha sido posible comparar millones de genes de especies eucariotas y procariotas en un análisis exhaustivo que ha dado más soporte a la teoría. Y es que precisamente el análisis de datos genómicos tiene mucho que aportar a la investigación. En el IIC también aplicamos técnicas de PLN para relacionar información sobre genes y enfermedades, lo que además es un ejemplo de la colaboración entre disciplinas –la genómica, la lingüística y la computación– que apoyaba Margulis.
Además de ser una de los nombres femeninos de referencia en el campo de la biología, Lynn Margulis destacó por su crítica a una ciencia segmentada. Ella misma y su trabajo son muestra de la conexión entre distintos campos de conocimiento como la genética, la evolución o la ecología, y por eso el homenaje en el evento “Desafíos transdisciplinares ACTExS” que aprovecha su figura para reunir a mujeres de diferentes ámbitos.
Una de ellas es Elisa Martín, que desde la tecnología propone “hacer que las fronteras entre disciplinas que aíslan el conocimiento sean permeables para afrontar los desafíos que tenemos por delante”. Actualmente ya se construyen herramientas que imitan el funcionamiento de la naturaleza, como las redes neuronales artificiales, que son “un buen ejemplo de cómo la multidisciplinariedad es una parte importante de la innovación disruptiva”, explica.
Además, en este mundo interconectado viven ya los futuros científicos y científicas que deben adoptar esta forma de hacer para abordar retos que son tecnológicos, sociales y culturales a la vez. Según Elisa Martín, “las nuevas generaciones afrontan ya esta realidad multidisciplinar y su crecimiento y formación deben estar marcados por ello”.
BIBLIOGRAFÍA
Calendario científico escolar del CSIC: https://digital.csic.es/handle/10261/285100
Sobre Thelma Estrin:
Sobre Lynn Margulis: