Los estudiantes universitarios acceden al mercado laboral con un nivel “en desarrollo” en lo que se refiere a competencias transversales como el liderazgo, la cooperación o la comunicación, entre otras. Los jóvenes manifiestan interés y destreza en las mismas, pero hasta el 90% dicen no haber obtenido formación ni experiencia al respecto. No obstante, tras unas primeras prácticas profesionales, estas competencias y habilidades registran una mejora significativa.
Estos son algunos de los resultados del estudio para evaluar el talento joven de la Fundación Universidad-Empresa (FUE) en colaboración con el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC). El objetivo era analizar el impacto de las prácticas en el perfil competencial de estudiantes universitarios recién egresados, para lo que se ha utilizado la herramienta de evaluación de competencias del IIC.
El estudio se basa en dos pruebas: una realizada a casi 5.800 jóvenes que comenzaban sus prácticas en 315 empresas distintas y otra a 1.172 jóvenes que finalizaban éstas. Y también recoge que hay sectores empresariales, como el de la salud y el del transporte, en los que se mejoran más ciertas competencias. Además de demostrar la importancia de unas prácticas de calidad por el impacto que tienen en el desarrollo profesional de los jóvenes, este nuevo estudio permitirá a la FUE seguir mejorando sus programas de prácticas con el mismo objetivo.
> Acceso al informe completo <¿Qué competencias transversales se evalúan sobre el talento joven?
La evaluación del perfil competencial ofrece una visión general de las competencias trasversales de una persona. La FUE ha utilizado Prisma, la prueba desarrollada por el IIC, para analizar las habilidades de los estudiantes en prácticas que gestionan.
En concreto, con la evaluación, se obtiene su nivel de desarrollo en 8 competencias demandadas por las empresas: Liderazgo, Cooperación, Comunicación y relación, Análisis, Aprender e innovar, Planificación, Adaptación y Logro y emprendimiento. Y a su vez, estas se dividen en hasta 20 dimensiones que también se consideran.
Además, las competencias se evalúan en base a 4 indicadores para obtener información concreta sobre el nivel de destreza, las preferencias, la experiencia o la formación de una persona en las tareas relacionadas con cada competencia. Por último, una puntuación global resume la información de estos cuatro indicadores, es decir, el nivel competencial en general.
Para Beatriz Lucía, “La información que ofrece Prisma es información muy detallada tanto de las áreas de mejora de la persona en prácticas como de aquellos puntos fuertes en los que se puede apoyar para sacar un mayor partido del período de formación”.
Evolución de las competencias tras las prácticas de empresa
El análisis pre-post de la FUE y el IIC sobre el perfil competencial de los alumnos universitarios concluye que todas las competencias y habilidades experimentan una mejora significativa tras el periodo de prácticas en todos los indicadores. En particular, la mejora más significativa se aprecia en los indicadores de destrezas y experiencia, pues los jóvenes las han desarrollado en un entorno laboral con situaciones más complejas que las que conocían previamente.
Las competencias que obtienen mayor mejora respecto al análisis previo a las prácticas son: ‘Logro y emprendimiento’, ‘Aprendizaje e innovación’, ‘Análisis y uso de conocimientos’ y ‘Planificación y organización’. Por su parte, las habilidades que obtienen mejor evolución son: ‘Pensamiento empresarial’, ‘Persuadir e influenciar’, ‘Analizar, resolver problemas y formular estrategias’ y ‘Decidir y actuar’.
Según los resultados obtenidos, el estudio concluye que las prácticas en empresa son una herramienta imprescindible para completar la formación de los estudiantes universitarios. En esta línea, Carmen Palomino, directora de la FUE, asegura que “la base de los perfiles profesionales sigue estando en las competencias transversales. Estas competencias pueden ir variando en el orden de prioridades a lo largo del tiempo, pero sin duda seguirán siendo fundamentales para diferenciar a los grandes profesionales”.
Mejora de competencias por sectores
Otra de la información que aporta el estudio es la diferencia en la evolución de las prácticas según el sector empresarial en el que los estudiantes hacen sus prácticas:
Por ejemplo, experimentan una mejora superior a la media en su perfil competencial si realizan las prácticas en Farmacéuticas, biotech y salud, y en el sector aeronáutico, automoción y transporte. En el primer sector, la mejora se registra especialmente en las competencias de ‘Logro y emprendimiento’ y en ‘Adaptación y afrontamiento’, mientras que, en el segundo, esa evolución positiva es mayor en ‘Aprendizaje e innovación’ y ‘Comunicación y relación’. El tercer sector en el que la mejora de competencias es más significativa tras las prácticas es Telecomunicaciones, informática y servicios digitales, destacando la mejora en las competencias de ‘Aprendizaje e innovación’ y ‘Comunicación y relación’.
Por su parte, el sector en el que la evolución en el perfil competencial de los estudiantes tras las prácticas de empresa, aunque también mejora, está por debajo de la media, es el que engloba a Defensa, Seguridad privada, Industria alimentaria e industria manufacturera, si bien hay que tener cuenta que la diferencia se explica en parte porque parten de puntuaciones mayores en las competencias en el análisis pre. En concreto las competencias con menor mejora para estos sectores son ‘Cooperación y respeto’ y ‘Logro y emprendimiento’.
Al final del estudio, la FUE y el IIC proponen una serie de recomendaciones para unas “prácticas de calidad”, como son definir objetivos claros, que tengan una duración adecuada, ofrecer oportunidades de aprendizaje, proporcionar orientación y apoyo, proporcionar retroalimentación, evaluar y mejorar, fomentar la colaboración, que haya una compensación y fomentar la innovación.