El pensamiento crítico es una competencia que surge ya con la filosofía clásica y Sócrates, pero que ha salido recientemente a la palestra para, entre otras muchas cosas, cuestionar lo que nos dice ChatGPT. De hecho, es el pensamiento crítico lo que nos diferencia de las máquinas y, a la vez, la competencia que nos permite aprovechar las posibilidades de la inteligencia artificial generativa. Porque no, no pueden sustituir el criterio humano.
En general, esta competencia es imprescindible no solo para afrontar la transformación tecnológica, sino también los cambios culturales o en el ámbito del trabajo que vivimos actualmente. Para Virginia Arranz, experta en competencias del Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), el pensamiento crítico es “la lógica frente a la intuición”, algo que se hace difícil en tiempos de inmediatez. Por eso, cada vez se busca más en las organizaciones que, como la sociedad en general, se han inundado de datos e información y se enfrentan a problemas más complejos y distintos cada día que dificultan la toma de decisiones.
De los actuales desafíos del panorama laboral y de la necesidad del pensamiento crítico hablamos en el podcast InnovaDATA, en el que también contamos con Rosario López, responsable de Desarrollo del Talento en Alcampo, para contarnos por qué decidieron evaluar esta competencia en la compañía. En este post os hacemos un resumen y recopilamos algunas áreas o actividades más donde se necesitan talentos críticos.
En busca de talentos críticos en las organizaciones: el caso de Alcampo
Trabajamos en entornos cambiantes, repletos de información, con nuevas herramientas tecnológicas, unos días en remoto, otros en la oficina… Con este panorama, surge en las organizaciones la necesidad de evaluar el pensamiento crítico entre sus profesionales, que deben afrontar los cambios sin olvidar la pausa y la reflexión.
¿Cuáles son los desafíos concretos del ámbito laboral y qué competencias relacionadas con el pensamiento crítico requieren?
- Incorporación de la tecnología, que nos exige flexibilidad y aprendizaje continuo.
- Irrupción de la inteligencia artificial, que requiere una evaluación crítica y que tomemos decisiones “humanas”.
- Globalización, muy unida a la apertura, la curiosidad y el aprendizaje intercultural.
- Nuevas profesiones, trabajos y problemas complejos en los que es esencial innovar, encontrando soluciones no existentes hasta el momento.
- Sobrecarga de información que necesita ser filtrada, interpretada e integrada para extraer conclusiones veracesInmediatez de respuesta, que nos puede hacer caer en el error de actuar de manera automática en vez de adoptar una actitud reflexiva y dar soluciones razonadas.
En este contexto, el área de Desarrollo del Talento de Alcampo vio el pensamiento crítico una competencia clave y decidió evaluarlo entre sus líderes. “Además de conocer qué perfiles tenemos y con qué talento contamos para los retos presentes y futuros, el objetivo es construir planes de desarrollo individual”, añadía Rosario López.
Para ello, utilizaron la prueba gamificada de pensamiento crítico del IIC, que les permitió obtener más información sobre los profesionales capaces de reinventarse y responder al nuevo escenario laboral. Además, Rosario López destacó cómo, a través del juego, esta prueba permite una experiencia cercana a la realidad y que así se obtienen datos más fiables con los que empezar a trabajar.
Áreas de trabajo donde es más necesario aplicar pensamiento crítico
Para Virginia Arranz, todas las profesiones necesitan del pensamiento crítico. Esta competencia será útil siempre que se nos exija un razonamiento lógico, tomar decisiones o solucionar problemas, es decir, en todos los trabajos. No obstante, sí podemos destacar algunas áreas y actividades en las que el pensamiento crítico no es solo útil, sino esencial:
- Gestión y liderazgo: tomar decisiones estratégicas, resolver problemas complejos y anticipar riesgos y consecuencias negativas.
- Profesionales de la salud: diagnosticar y tratar enfermedades con una información compleja y no siempre completa, evaluarla para tomar decisiones que pueden suponer un riesgo para la vida.
- Investigación y desarrollo: diseñar experimentos, analizar datos y extraer conclusiones válidas.
- Tecnología e ingeniería: mantenerse actualizado, diseñar soluciones innovadoras, evaluar las mejores opciones y prever problemas críticos.
- Educación: actualizar las metodologías, fomentar el pensamiento crítico y evaluar el aprendizaje significativo.
- Derecho y legislación: interpretar y aplicar la ley, analizar casos y evaluar la veracidad de los argumentos.
- Consultoría: comprender problemas complejos, evaluar múltiples opciones, recomendar acciones basadas en análisis rigurosos.
Al final, ya no son solo la tecnología y la inteligencia artificial generativa las que nos recuerdan la importancia de pensar de forma crítica. Este es solo uno de los cambios que presenta el panorama laboral y la sociedad en general, a los que tenemos que seguir adaptándonos y que demuestran una vez más la importancia de las competencias transversales.