Los lingüistas computacionales, ese ya conocido perfil mixto que combina la lingüística con el mundo de la tecnología, se valen en su actividad diaria de determinados conocimientos y habilidades que van muy en línea con la formación y experiencia de los profesionales de la traducción.
Eso intentó mostrar Carmen Torrijos, lingüista computacional del Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC) en el Congreso ANETI, para profesionales y empresas de Traducción e Interpretación. Empezó su charla El valor del significado. Traductores en Inteligencia Artificial con varios ejemplos prácticos de tareas típicas que aborda un lingüista en el campo del Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN): detección de entidades, análisis de sentimiento, extracción de ideas, clasificación de textos o traducción automática.
“Cuando hablamos de lingüística computacional, hablamos de automatizar estas tareas, de entrenar sistemas que sean capaces de realizarlas de la misma manera que lo haría un humano o con la mayor precisión posible”, explicó la experta. Al final, se trata en gran parte de crear sistemas capaces de trabajar con el significado, con la semántica, y esto es algo que va muy unido a los procesos de traducción.
El criterio lingüístico en PLN
El PLN es una parte fundamental de la Inteligencia Artificial porque permite analizar datos en texto y que los sistemas puedan comunicarse con los humanos.
En esta área, se recomienda que los lingüistas computacionales manejen en cierta medida la programación o que puedan llevar a cabo tareas propias de la ciencia de datos, pero sobre todo su función depende de su criterio lingüístico para tomar decisiones en el tratamiento de textos.
Los lingüistas computacionales deben pensar en el fundamento de las soluciones que proponen, en su consistencia, en el margen de error a asumir o en si estas se contradicen con otros criterios establecidos anteriormente. Además, es útil preguntarse si el sistema va a tener información lingüística suficiente para aprender a hacer una tarea determinada.
¿Cómo se forma este criterio lingüístico? Este se entrena en el día a día, pero se apoya en gran medida en aspectos como formación lingüística, sensibilidad hacia el lenguaje, cultura general, familiaridad con distintos lenguajes especializados, experiencia en toma de decisiones y orientación a resultados. Estos aspectos, junto con la apertura al uso de la tecnología y la capacidad para trabajar con otros perfiles, suelen estar ampliamente cubiertos por los profesionales de la traducción.
Los lingüistas computacionales diseñan y preparan los textos con los que se entrenan los modelos de lenguaje, tanto supervisados como no supervisados. En el caso del entrenamiento supervisado, realizan la anotación, casi siempre semántica, y validan los resultados del modelo.
En estos procesos entran en juego las dos especialidades fundamentales del traductor: la semántica y la pragmática. Porque “el fin es que un sistema realice tareas lingüísticas muy relacionadas con el significado y el uso a un nivel cognitivo profundo”, explicó Carmen Torrijos. Para ella, esa es la verdadera conexión entre la traducción y la lingüística computacional, junto a una conciencia lingüística y metalingüística que siempre nos ha servido a los humanos para aprender y enseñar idiomas, y que ahora nos permite trasladar a los sistemas los matices y las particularidades del lenguaje natural.
La experta invitó así a los traductores asistentes al congreso a no perder de vista su auténtico valor, que ya les hace formar parte del desarrollo de la Inteligencia Artificial: “captar la semántica y el uso del lenguaje con sensibilidad, con conciencia y con criterio lingüístico”.