¿Ciencias o letras? ¿Tecnología o humanidades? ¿Y si la decisión no fuera tan drástica? Cada vez más, los nuevos perfiles profesionales se preparan para afrontar problemas multidisciplinares; especialmente en el ámbito de la Inteligencia Artificial y, en concreto, en el de las tecnologías del lenguaje.
Esta es la idea que transmitió Carmen Torrijos en el evento El País con tu futuro, en el que presentó su trabajo como lingüista computacional en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC) a estudiantes que están a punto de elegir a qué quieren dedicarse. Explicó cómo acabó en Inteligencia Artificial estudiando letras, y les dio dos consejos: elegir sin miedo, sin preocuparse en exceso por las salidas laborales, y conservar a los amigos “del otro lado”, elijan ciencias o letras.
Este evento anual de El País intenta acercar todas las opciones del mercado laboral a los estudiantes, que pueden participar en encuentros con expertos de todas las disciplinas, especialmente de las más novedosas.
Equipos de tecnologías del lenguaje
Un ejemplo de los equipos multidisciplinares del futuro es el equipo de tecnologías del lenguaje y Procesamiento de Lenguaje Natural (PLN) del IIC, del que forma parte Carmen Torrijos.
Para demostrar cómo personas de perfiles diferentes trabajan juntos, presentó también los estudios de sus compañeros: expertos en ingeniería informática, filología, ciencia de datos, traducción e interpretación, matemáticas y psicología. “En este equipo no hay tantas fronteras. Eso de las ciencias y las letras tan separadas se ha quedado un poco atrás”, explicaba.
¿Y si ya has elegido letras y quieres dedicarte a la Inteligencia Artificial? En base a su experiencia personal, extrajo algunas aptitudes técnicas y personales que requiere el campo de la lingüística computacional. De las primeras, es importante dominar la gramática, la morfología y el análisis sintáctico, tener interés por los lenguajes formales y controlar el idioma de la tecnología: el inglés.
En cuanto a las aptitudes más personales, no hay que tener fobia a la tecnología en general, a la estadística o a los números, hay que estar dispuesto a aprender, tener sensibilidad hacia el lenguaje, saber trabajar en equipo con otros perfiles y tener mucha paciencia, para aprender y para explicar.
La lingüística computacional está de moda
Este equipo del IIC enfrenta cada día el reto de “transformar el lenguaje natural – el lenguaje humano, los idiomas – al lenguaje formal, como las matemáticas, la lógica o la programación”, para que las máquinas puedan entendernos, transcribirnos, resumirnos y extraer de nuestros textos y voz los temas de los que hablamos o las emociones que expresamos.
“Si estamos construyendo sistemas inteligentes, lo primero que queremos es que se puedan comunicar con nosotros y hablen en nuestro lenguaje” Carmen Torrijos.
Quizás por esto, la última moda de la lingüística computacional, y su aplicación más conocida, son Siri y Alexa, asistentes virtuales de voz. Sin embargo, la lingüística está más presente en nuestras vidas de lo que creemos y tiene muchas más aplicaciones: “hay lingüistas computacionales detrás cada vez que hacemos una búsqueda en Google, una traducción automática o hablamos con un chatbot”, destacaba.
Por ejemplo, en el IIC, los lingüistas computacionales trabajan en proyectos donde se analizan grandes cantidades de texto escrito para aportar conclusiones y datos de valor a cualquier organización. Esto se consigue con un trabajo importante de procesamiento del lenguaje y de entrenamiento de modelos matemáticos para que los sistemas entiendan las estructuras lingüísticas y su significado, y puedan dar a los humanos conclusiones de valor.