Las profesiones van evolucionando con el tiempo y, sobre todo, de la mano de la tecnología. Más aún en un momento en el que se habla de revolución tecnológica y, a medida que esta se integra en diferentes ámbitos, se prevé que surjan nuevas disciplinas y perfiles profesionales que quizá no podamos enmarcar en la división tradicional entre ciencias y letras como hasta ahora. Esto choca con el sistema educativo tal y como lo conocemos, y con algunos prejuicios que hay que desmontar.
Esa fue la idea que, desde su propia experiencia, transmitió Carmen Torrijos, lingüista computacional en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), en su charla en TEDxMálaga 2021. Ella trabaja en el área del Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), donde aplica sus conocimientos de humanidades para entrenar a las máquinas y que estas puedan procesar, analizar y “comprender” nuestro lenguaje.
Sin embargo, no acudió a este evento a explicar en qué consiste la lingüística computacional, sino a hablar del proceso a través del cual una persona “de letras” se adapta y trabaja en un ambiente STEM. “Quiero hablar de personas, no de máquinas. Creo que hay un punto interesante en el conflicto que se crea cuando digo que soy lingüista y trabajo en tecnología”, proponía. En concreto, se centró en las dificultades que se encuentran los perfiles mixtos a la hora de aprender algo totalmente nuevo. También habló de derribar muros y esquemas, para que “el desarrollo humano no se quede demasiado atrás con respecto al desarrollo tecnológico”.
Tras un año de espera por la pandemia, TEDxMálaga se retransmitió en streaming, para seguir compartiendo “ideas que vale la pena difundir” a través de conferencias locales. Ya se han celebrado más de 26.240 eventos TEDx en 2.500 ciudades, repartidas por 190 países.
Trabajar en equipos multidisciplinares
Cuando una persona aterriza para trabajar en un ámbito diferente al de su formación, en este caso el científico, empiezan las “turbulencias”. Así lo expresó Carmen Torrijos, que recuerda cómo le sorprendían los enfoques de sus compañeros y compañeras de ingeniería a la hora de resolver problemas en equipo.
Esa es una de las dificultades relacionadas con el entorno: el “shock cultural” que supone a veces trabajar con otro tipo de perfiles, que se formaron en otra rama del conocimiento y que afrontan el trabajo de una manera diferente. Lo importante es comprender que todas las visiones son complementarias, y que un equipo multidisciplinar, como los que trabajan en el IIC, es mucho más potente y eficiente a la hora de abordar cualquier proyecto.
Y esto va a ser cada vez más común, sobre todo ante la necesidad de desenvolvernos en los llamados entornos VUCA; término que se forma con las iniciales en inglés de Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad. Así nombramos a los entornos actuales de incertidumbre y cambio, que requieren un aprendizaje constante. Según explica Carmen Torrijos, “no estaba preparada para la ruptura del esquema del aprendizaje lineal […] que debe perder vigencia”. Este se enfoca en la especialización y “los que trabajamos en innovación, los que trabajamos en entornos VUCA, sabemos que ningún proyecto se parece al anterior, no sabes qué vas a tener que aprender ni si finalmente saldrá bien”.
Una educación en línea con la innovación
La curva de aprendizaje puede convertirse en un camino difícil, e inevitablemente uno se encuentra con la frustración, el desánimo y, en ocasiones, una escasa tolerancia al error propio. ¿Cómo preparamos a los estudiantes actuales para gestionar la incertidumbre y la adaptación?
Carmen Torrijos propone en primer lugar romper con los itinerarios marcados y las islas disciplinares: “esta organización, que era meramente logística, ha calado en la sociedad en forma de prejuicios sobre las personas de ciencias y de humanidades”, explicaba. Y más allá de los conocimientos técnicos que necesita la revolución tecnológica, también cree que hacen falta las denominadas soft skills o competencias transversales, “para sobrevivir y progresar en un entorno cambiante, sin un deterioro personal y emocional”.
Por eso, una vez aceptemos que en un futuro cercano vamos a tener estudios interdisciplinares y perfiles mixtos que trabajarán en entornos inciertos, tendremos que formar a las personas en habilidades como la gestión de expectativas, la apertura al aprendizaje, la capacidad para defender ideas propias bajo presión o el control de las emociones. Solo así, las personas evolucionarán a la vez que la tecnología.