Que el desarrollo de la Inteligencia Artificial cambiará la práctica médica es una realidad. El cómo, sin embargo, todavía está por ver. La segunda edición de IDIálogoS, organizada por la Fundación IDIS, quiso afrontar ese futuro cercano con una mesa redonda sobre la aplicación de esta tecnología en el sector sanitario.
Oportunidades, retos, experiencias e incluso la ética tuvieron su hueco en este foro participativo, que contó con la aportación de Julia Díaz, directora de Innovación del área Health and Energy Predictive Analytics en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, entre otros profesionales de la medicina o la comunicación.
Durante la jornada, se puso de manifiesto que la Inteligencia Artificial puede prestar un gran servicio a la sanidad. Y entre las conclusiones de los expertos, se habló de un compromiso necesario por parte de las Administraciones y de la importancia de compartir conocimiento para avanzar más rápidamente.
La información clínica, clave para la Inteligencia Artificial
La sanidad es uno de los campos donde más y mejor se puede aplicar la IA, una afirmación que quedó patente en varios momentos del debate. En especial, por la cantidad de información recogida a lo largo de la vida de un gran volumen de población y, por tanto, muchos perfiles diferentes. El avance pasa por aprovechar esta información, pues hablamos de una tecnología asociada a grandes cantidades de datos.
En concreto, la Inteligencia Artificial es capaz de describir e interpretar los datos, aprender de ellos y aplicar algoritmos para dar soluciones. Es decir, se podría reconocer al paciente, revisar su historia clínica digital al momento, compararlo y dar unas pautas al profesional médico en base a ese background.
De esta forma, se consiguen sistemas de detección precoz de enfermedades o de seguimiento de un tratamiento en tiempo real. Sistemas útiles que se engloban en el concepto de “medicina personalizada” y que pueden mejorar la atención al paciente.
Sin embargo, entre los inconvenientes, encontramos la privacidad de estos datos. Julia Díaz habló de que “más del 70% de la red sanitaria está informatizada”. Por tanto, existirían datos que “permiten un aprendizaje a medida en base a los diferentes perfiles de la población”, pero su confidencialidad es actualmente la principal barrera ante la oportunidad de aprender unos de otros.
Por ello, aunque el sanitario es uno de los sectores con más posibilidades cuando hablamos de Inteligencia Artificial, también es uno de los más complicados a la hora de implantarla, por la seguridad de los datos y porque hablamos de salud y vidas humanas.
Inteligencia Artificial por y para el paciente
¿Seguirá siendo necesaria la figura del profesional médico? El factor humano fue otro de los temas clave del encuentro. Poner al paciente en el centro fue la apuesta general para desarrollar adecuadamente la Inteligencia Artificial en el sector sanitario, pues todos los avances van enfocados a su beneficio.
Y es que, además de diagnósticos o tratamientos, los médicos trabajan con emociones. El paciente necesita que lo escuchen y que le informen de lo que le ocurre, por lo que la comunicación es esencial en cualquier proceso clínico.
Si sumamos la tecnología a esta relación, el profesional médico debe actuar como una especie de intermediario: interpretar los datos que facilita la Inteligencia Artificial y trasladar los resultados al paciente.
Pero además del contacto humano, el profesional también es necesario en un sentido práctico. La Inteligencia Artificial trabaja con datos dados. Datos que, si no están bien seleccionados, van a entorpecer el funcionamiento del sistema y su efectividad. Esa es una de las funciones del nuevo profesional médico, además de validar los resultados.
Los médicos tomarán decisiones basadas en datos
De ahí la importancia de “hacer equipo” con la Inteligencia Artificial y sus profesionales: los científicos de datos. Los médicos tienen que transmitir su conocimiento y, a la vez, aprender de los sistemas que agilizan su trabajo:
“quien ayuda a dar sentido al potencial de los algoritmos son los expertos”, recordaba Julia Díaz.
Se vaticina en este sentido una nueva forma de trabajar, pero no la desaparición de los médicos, que tienen que adaptarse para no ser desplazados por otros profesionales que sí lo hagan. Para Marcio Borges, jefe de la Unidad Multidisciplinar de Sepsis del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Son Llàtzer, “la tecnología permite democratizar la medicina, no sustituirla”. Por ello, apuesta también por la transformación.
Una vez se tengan en cuenta estos factores, las oportunidades y la necesidad de la supervisión del profesional, se podrá trabajar en uno de los principales objetivos: reducir la variabilidad clínica. Ventaja que destacó Manuel Vilches, director general de la Fundación IDIS, y que elimina la dependencia del “ojo clínico” en favor de una decisión más informada y eficaz en base a los datos.
Al final, encuentros como IDIálogoS permiten la puesta en común de diferentes visiones y fomentan el intercambio de experiencias y conocimiento. La comunicación sobre los avances realizados es esencial, tanto en el terreno técnico como en los medios de comunicación, a los que les queda camino por recorrer según Marta del Amo, jefa de redacción de MIT Technology Review en español.
Asistieron también al debate Jesús Chapado, director de Innovación de Naturgy y José Carlos Baquero, Big Data & Artificial Intelligence Division Head de Secure e-Solutions en GMV.
Estoy totalmente de acuerdo con este artículo. Solo puntualizar que a mi entender la IA afectará a todos los campos, no sólo a la medicina. Un saludo!