En momentos de crisis es quizás cuando más se evidencia la necesidad de una comunicación clara. Cuando la información que recibimos afecta a nuestras vidas, es esencial que sea sencilla y rápida de entender. Para ello, hace falta un trabajo multidisciplinar en el que entran en juego el discurso verbal, el visual, la tecnología con la que se transmite el mensaje o cómo lo interpretamos. La comunicación clara es, al final, un derecho más que un deber de la ciudadanía: el derecho a entender.
En torno a esta idea giró el evento online organizado por Prodigioso Volcán, al que asistieron más de 200 personas y en el que se presentó Clara, un proyecto que aúna Inteligencia Artificial y comunicación clara. Este se está desarrollando en colaboración con el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), y resultará en un sistema para evaluar la claridad de los textos. Así lo explicó Carmen Torrijos, lingüista computacional en el IIC, acompañada de Itxaso Recondo, responsable de Comunicación Clara en Prodigioso Volcán.
Además, el evento moderado por la periodista Olalla Novoa se inició con una conversación entre Mario Tascón, socio fundador de Prodigioso Volcán y presidente de Fundéu, y Estrella Montolío, catedrática de Lengua Española y experta en lenguaje jurídico claro, que presentaron en el evento su libro El derecho a entender.
¿Cómo se mide la claridad de los textos?
Si partimos de la idea de que la comunicación clara es medible en cuanto a los elementos que se utilizan para la redacción de los textos, como el uso de la voz pasiva o de los conectores, se puede determinar su claridad en base a estos de manera objetiva y cuantificable.
Este es el objetivo de Clara: discriminar textos claros y textos no claros automáticamente, con técnicas de Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN) y sin intervención humana. Para ello, explicaba Carmen Torrijos, se está trabajando en un modelo de Machine Learning al que se le enseñan textos claros y oscuros, para que infiera las características de ambos y, cuando se le presente un texto nuevo, sepa clasificarlo.
En concreto, se ha partido de un corpus o conjunto de 1000 textos reales que se etiquetan manualmente. El 75% de estos textos se utilizan para entrenar al modelo, para mostrárselos y que aprenda, y el 25% para probarlo y validarlo.
Además, la decisión del modelo se basa en métricas lingüísticas que evalúan la claridad del texto, según aparezcan en él los elementos por los que los humanos sabemos si se utiliza un lenguaje claro o no.
Se espera que los primeros resultados de este proyecto estén disponibles en septiembre. Por el momento, según comentaba Carmen Torrijos, ya hay métricas más determinantes que otras para discriminar entre lenguaje claro y no claro, como el número medio de palabras por frase o el uso de la voz pasiva.
Importancia actual de la comunicación clara
Un ejemplo claro de crisis ha sido la pandemia de la COVID-19. Según Mario Tascón, en este caso, la comunicación clara es urgente e incluso necesaria para la supervivencia. Como ciudadanos, “hay que aprender rápido y actuar de forma correcta ante una situación nueva”, comentaba. Y eso solo se consigue si se recibe una información clara.
Es aquí cuando el derecho a entender se convierte en una necesidad. Para Estrella Montolío, la situación de incertidumbre también nos ha dado una lección: “necesitamos autoridades que cuenten con estándares de comunicación clara, que se dirijan a nosotros con nitidez y síntesis”, explicaba. Así sabemos qué comportamiento se espera de nosotros para estar a salvo.
Para ambos, la clave es poner a las personas en el centro de la comunicación. Incluso en tiempos de digitalización forzada, las instituciones tienen que esforzarse por pensar primero en las personas para dirigir el mensaje.
Un mensaje que, además del texto, tiene que verse complementado por una iconografía, tipografía e imagen que también contribuyan a esa comunicación clara. Entre las recomendaciones que surgieron para las empresas, se debe apostar por estrategias de comunicación en las que la dirección esté implicada y alineada con el resto del equipo en el objetivo de conseguir una comunicación mejor.