Hace unos meses, mientras estábamos preparando el tercer seminario de la cátedra de Modelos y aplicaciones psicométricos, precisamente sobre este mismo tema, publiqué un primer post, que terminaba con el comentario de que la pregunta relevante ya no es si es o no correcto aplicar test por internet en modo no supervisado, sino qué hacer para que tengan las necesarias garantías métricas, dado que cada vez más empresas los aplican. En esta segunda parte voy a exponer algunas ideas extraídas del seminario celebrado el pasado mes de julio y de trabajos recientes.
El informe 2011 Global Assessment Trend Report, que publica SHL, indica que en 2010 el 73% de las compañías encuestadas contestaron afirmativamente la pregunta de si permiten a sus candidatos responder a los test en modo remoto (por ejemplo, desde casa). En la encuesta de este año, el porcentaje subió al 83%. Todo indica que ese porcentaje puede aumentar en los años próximos.
Estudios recientes han comparado las puntuaciones obtenidas en condiciones de administración no supervisada y supervisada, tanto en test cognitivos como de personalidad, y su principal conclusión es que no hay diferencias reseñables. Conviene señalar que la administración no supervisada se hace con ciertas precauciones, como la firma de un contrato de honestidad, la indicación de que habrá una administración supervisada posterior (que se suele llamar test de verificación) si el candidato supera el punto de corte, entre otras. Al mismo tiempo hay que indicar que la administración no supervisada sin más, sin esas precauciones, no es aceptable; pues plantea problemas de orden práctico, legal y ético.
La aplicación de test administrados por internet requiere un proceso de selección de candidatos en dos fases. La primera consiste en la administración no supervisada de los test. Los candidatos que superen el punto de corte pasan a la segunda fase, en la que han de realizar, en modo supervisado, el test de verificación, que suele ser una versión más corta de un test equivalente a uno de los aplicados en la primera fase.
Existen distintos tipos de test de verificación y de procedimientos para decidir si damos o no por buenas las puntuaciones obtenidas en la primera fase. Se han propuesto test de longitud fija, secuenciales y adaptativos informatizados. En los test secuenciales, tras cada ítem, se aplica un algoritmo que nos dice si es posible aceptar o rechazar como puntuación del candidato la obtenida en la administración no supervisada, o hay que aplicar un nuevo ítem.
En los test adaptativos informatizados (TAIs) se suele tomar como nivel inicial el asignado en la primera fase. El desarrollo del TAI indicará si puede o no considerarse la puntación no supervisada como la puntuación del candidato. La Cátedra de Modelos y aplicaciones psicométricos, en colaboración con el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, está desarrollando un primer test de verificación. Os tendremos informados de lo que aprendamos y de las dificultades encontradas.