Para un avance con garantías en Inteligencia Artificial, que tenga en cuenta a las personas y el bienestar de la sociedad, España cuenta con la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA). Hay que desmitificar la Inteligencia Artificial, según nos explicaba en una entrevista reciente Laura Flores, subdirectora general de Inteligencia Artificial y Tecnologías Habilitadoras Digitales en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación.
La Estrategia Nacional de IA intenta asegurar “el despliegue de los recursos necesarios para que la IA pueda desarrollarse de forma correcta: el talento, los datos, la capacidad de cómputo o el desarrollo de modelos de negocio que puedan aprovecharse de las ventajas competitivas de la IA”, explica Laura.
Si vamos al texto, entre los principales objetivos de la ENIA, encontramos el compromiso con la excelencia científica y la innovación, la proyección de la lengua española en ámbitos como el Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), crear empleo cualificado, transformar el tejido productivo, generar un entorno de confianza en relación a la Inteligencia Artificial, desarrollar un marco ético y potenciar una IA inclusiva y sostenible.
Iniciativas para el desarrollo de la Inteligencia Artificial
Para alcanzar esos objetivos, hacen falta iniciativas más concretas, que pueden enmarcarse en seis ejes estratégicos:
- Impulsar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación en Inteligencia Artificial, creando conocimiento y transfiriéndolo al tejido productivo y la Administración.
- Promover el desarrollo de capacidades digitales, potenciar el talento nacional y atraer talento global. Se apuesta por la formación técnica de la población, tanto a nivel usuario como de especialista, sin olvidar las ciencias sociales para un enfoque multidisciplinar.
- Desarrollar plataformas de datos e infraestructuras tecnológicas que den soporte a la IA, y que estén disponibles para pymes e investigadores. Aquí también se incluyen cuestiones de gobernanza del uso de los datos.
- Integrar la IA en las cadenas de valor para transformar el tejido económico, para mejorar la productividad y contribuir al crecimiento económico.
- Potenciar el uso de la IA en la Administración Pública, para mejorar la transparencia y conocer mejor a la sociedad para establecer las prioridades de actuación.
- Establecer un marco ético y normativo que refuerce la protección de los derechos individuales y colectivos, a efectos de garantizar la inclusión y el bienestar social.
Además, esta estrategia no puede dejar de ser, a su vez, una vía más para afrontar desafíos sociales fundamentales y transversales, que también se tienen en cuenta:
- Reducir la brecha de género, tanto en empleo como en liderazgo.
- Favorecer la transición ecológica, por ejemplo, impulsando la eficiencia energética de los sistemas de computación.
- Favorecer a la vertebración territorial con, por ejemplo, la extensión, el desarrollo y la cobertura de las infraestructuras digitales.
- Reducir la brecha digital, donde tiene un peso importante la alfabetización digital.
Estas premisas son uno de los primeros pasos para guiar el desarrollo de la Inteligencia Artificial y aprovechar sus posibilidades sin dejar de lado cuestiones fundamentales. Suponen así un marco de referencia para el impulso de la IA desde diferentes ámbitos, desde el sector público y desde el privado.