El peso que tiene y va a tener la Inteligencia Artificial en el desarrollo económico y social de cualquier país es ya evidente. Los esfuerzos se dirigen ahora a abordar esta revolución tecnológica desde un enfoque multidisciplinar, que no olvide a las personas y al medio ambiente.
Para demostrar que las personas siguen siendo relevantes, hay que hablar de ello, formar y desmitificar la Inteligencia Artificial mostrando aplicaciones reales en distintos ámbitos.
Para Laura Flores, subdirectora general de Inteligencia Artificial y Tecnologías Habilitadoras Digitales en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, España tiene un entorno y ventajas favorables al despliegue de la Inteligencia Artificial, aunque cree que “necesita hacer un esfuerzo radical a partir de ahora”.
Ante este reto, destaca que las iniciativas políticas y económicas son un apoyo básico, y especialmente la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (EINA), pues apuestan por elementos clave como el talento y la formación, la participación de las pymes o la confianza de la sociedad en la IA.
Innovación y confianza en la Inteligencia Artificial
En este contexto, Laura Flores también considera que los centros de l+D+i como el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC) son vitales para seguir investigando a la vez que se implanta la Inteligencia Artificial.
La participación de los centros de I+D+i es fundamental en las iniciativas de Inteligencia Artificial a medio y largo plazo: “es crítico que colaboren con empresas grandes, con pymes y con todos los actores que luego puedan enfocar esos desarrollos en casos de uso útiles que puedan resolver los problemas reales de la sociedad y de las empresas”, explica. Puede que de esta forma también se visibilicen las aplicaciones reales de Inteligencia Artificial, porque “la sociedad hace uso de la IA sin saberlo”, cuenta Flores.
Por ello, según la experta, es importante contar lo que ya estamos haciendo, que ya estamos aprovechándonos de los beneficios de la tecnología, para contribuir a la confianza de los ciudadanos y explicar cómo nos puede ayudar su desarrollo en el futuro.
Así pues, Laura Flores propone no ver solo la parte negativa, sino también la útil, teniendo “la confianza de que hay una administración y un gobierno detrás que va a garantizar que todo se haga con respeto a los derechos fundamentales”. Considera que, para que no se desconfíe de estos sistemas de Inteligencia Artificial, hay que tener “la garantía de que detrás hay unas directrices éticas que harán posible el desarrollo en positivo de la Inteligencia Artificial”, explica.
En este sentido, Laura Flores también nos habló de la hoja de ruta que, desde el Gobierno, se ha establecido para para un desarrollo con garantías de la Inteligencia Artificial: la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA).