La digitalización también afecta a la comunicación en salud, tanto a esa relación médico-paciente como a los contenidos informativos y divulgativos que se dirigen a la sociedad en general. En este punto, ¿cómo se integra la tecnología en el proceso asistencial y clínico habitual?
Responder a esta pregunta era uno de los objetivos de la mesa «Comunicación y transparencia en la gestión asistencial. La importancia de la digitalización en la divulgación de enfermedades oncológicas”, en el evento sobre Salud Digital organizado por Executive Forum dentro de Healthcare Creators. En esta, participó Elisa Martín, que en su primera intervención ya afirmó que “en oncología, se espera mucho de la medicina personalizada”, y que eso solo se consigue con datos e Inteligencia Artificial.
Junto a Yolanda Domínguez, directora de Marketing y Comunicación de la AECC, y a Manuela García, vicepresidenta segunda del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, conversaron sobre temas relacionados: la tecnología como herramienta, la privacidad de unos datos que nos proporcionan información valiosa o los bulos y la falta de rigor en la información sobre salud.
La tecnología como herramienta en salud
Ante un paciente más empoderado que quiere gestionar y controlar su proceso, Yolanda Domínguez apuesta por darle herramientas. En concreto, “la tecnología y la digitalización ofrecen oportunidades para responder a esa necesidad”, siendo la principal vía de atención y apoyo a los pacientes oncológicos en el contexto que aún vivimos. “La ayuda digital ha venido para quedarse y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, aseguró.
En esta línea, Manuela García recordó a las personas que no saben o no quieren utilizar estas herramientas tecnológicas y a los que hay que hacer ver y enseñar cómo les puede ayudar. Con esto, hizo referencia a esa brecha digital que incumbe tanto al profesional de la salud como al paciente, a los que hay que introducir de manera amable en lo positivo de estos cambios.
De hecho, para Elisa Martín, la brecha también está en las organizaciones. “Solo con la tecnología no sirve, sino que esta se integra en unos procesos que ya existen y hay que analizar el impacto que pueden tener las herramientas: qué pacientes sí y qué pacientes no, qué información se recibe y cómo se muestra, por ejemplo”.
Privacidad de los datos de salud
A la tecnología como herramienta se suma la explotación y análisis de los datos de salud, que también tiene mucho que aportar al proceso asistencial y clínico. Elisa Martín recordó, en primer lugar, que siempre “se trabaja de la mano del profesional” y que las aplicaciones o sistemas de Inteligencia Artificial desarrollados a partir de los datos sirven de apoyo en la decisión médica.
Muy unido a esto, surgió el tema de la privacidad. Según Yolanda Domínguez, que un proceso sea digital, no implica que no haya privacidad. De hecho, hay que seguir garantizándola, pues el beneficio es mayor: “los datos de forma agregada generan información valiosa para mejorar la calidad de vida de los pacientes”, explicó.
Para Elisa Martín, en el sector tecnológico llevan tiempo ocupándose de esa privacidad, por lo que hay medios para asegurarla. Según su experiencia, “cada vez que planteas un caso, hay que ver los datos y el objetivo, es decir, para qué se van a utilizar”, explicó. Y esto suelen aprobarlo los comités éticos de los hospitales.
También las normas y regulaciones de la Unión Europea (UE) están avanzando en este aspecto, exigiendo un rigor y un compromiso con la privacidad y otros aspectos éticos desde el principio de cualquier proyecto. “Los que hacemos proyectos y soluciones tecnológicas para salud nos vamos a tener que certificar”, explicó Elisa Martín.