¿Podemos conocer el perfil lingüístico de un delincuente? Para detectar al autor de un texto existen distintas aproximaciones, sobre todo, en casos de una asignación problemática de la autoría de obras literarias (obras anónimas) y en casos de plagio.
Pero la mayoría de estos enfoques se basan más en un análisis relacionado con técnicas de procesamiento del lenguaje natural (técnica que analiza grandes volúmenes de datos estructurados o no estructurados para descubrir información nueva y detectar patrones de comportamiento) que con la Lingüística de corpus (que estudia el lenguaje natural a partir de muestras reales para detectar y reconocer las estructuras y usos lingüísticos más frecuentes).
Hace unas semanas participé en las II Jornadas (in)formativas de Lingüística forense que se celebraron en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Allí se reunieron algunos de los profesionales nacionales e internacionales más importantes, de los cuales destacaría la participación de Juana Gil, sobre cuya introducción giraron todas las ponencias, que cubrieron distintas disciplinas: Lingüística, Traducción e Interpretación, Derecho, Criminalística, etc.
Uno de los temas centrales de las jornadas fue el uso de herramientas para el reconocimiento de voz e identificación de sujetos sobre patrones fonéticos aunque también se habló sobre la autoría en textos escritos, es decir, sobre cómo conseguir detectar automáticamente al autor de diferentes textos que impliquen situaciones de extorsión, amenaza o acoso (de hecho, se comentó la importancia de incluir la innovación tecnológica en el análisis de textos forenses).
Detectar extorsión o acoso analizando textos
Para hablar de la detección de la autoría en textos de extorsión o acoso, estas dos aproximaciones parecen querer unirse extraordinariamente. Sin embargo, al menos en español, carecemos de textos suficientes para realizar un análisis profundo del lenguaje de estos textos de extorsión y amenaza. En las jornadas, se apuntaron cosas interesantes al respecto: se señaló que el uso de ciertas palabras inconscientes (como pronombres, conjunciones, preposiciones…) pueden ser la clave para caracterizar el estilo de los textos de extorsión, y el uso de ese léxico podría ser relevante para establecer un «perfil lingüístico» que pudiera ayudar a identificar a los distintos sujetos “delictivos”.
Veámoslo poniendo de ejemplo el uso de los pronombres personales y posesivos. Algunos sujetos empleaban dos personas en su discurso a través de pronombres, en concreto: tu, tuyo, mi, mío; y otros sujetos introducían tres: tu, yo, ellos. En los textos estudiados, el uso de tres personas estaba más relacionado con temas de acoso, y el uso de dos personas, con temas de extorsión.
Insistiendo en el estilo del uso pronominal, la aparición de la primera persona (yo) cuando no es obligatorio en español, el uso coloquial de los pronombres de segunda persona (tú) por parte de algunos sujetos, y el uso de usted en otros, podrían dar pistas del idiolecto o habla particular de cada uno de los sujetos estudiados.
Me pregunto: «¿Podría el análisis del discurso aportarnos más detalles para avanzar en el diseño de este perfil lingüístico, por ejemplo, respecto al uso de conectores discursivos o de las relaciones de poder?, ¿o la clave sería el estudio de ciertas construcciones sintácticas, por ejemplo, el uso de las oraciones finales o causales? ¿Qué otras sorpresas nos aportaría el estudio de estos textos a gran escala?».
Entonces … ¿dime como hablas y te diré quien eres? … muy interesante
Marta, apuntas una línea de investigación muy interesante. Quizás nos podría llevar, en un futuro, a la identificación de la «huella semántica» de diversas categorías o grupos sociales con sus palabras clave, giros típicos, jerga o construcciones gramaticales peculiares. Si además lo detectara una máquina sería formidable. Por pedir que no quede…
Muy interesante Marta. Una pregunta: cuando hablas de la aparición de los «tu, yo, ellos» en el discurso ¿a qué te refieres? ¿A que aparecen en la misma frase?
Muchas gracias por los comentarios. Creo que es muy interesante esta línea de investigación, donde quedan por hacer tantísimos experimentos, pero por desgracia el acceso a los datos en este dominio es complicado.
Esteban, las tres personas en el discurso narrativo se refiere a que los participantes de los cuales se habla a lo largo de la narración. Así, en los textos de acoso estudiados se introducen eventos en primera persona (el que escribe), en segunda persona (a quién se dirige) y otro participante expresado en tercera persona (que suelen ser «los otros» o «ellos», un participante no definido). Espero haberte aclarado.
Marta:
me encantaría que ampliaras más el sentido de tu pregunta «¿o la clave sería el estudio de ciertas construcciones sintácticas, por ejemplo, el uso de las oraciones finales o causales?» ¿Podrías poner un ejemplo?
Yo lo que entiendo es que al igual que nos caracterizamos por el uso de ciertas palabras, también empleamos ciertas estructuras sintácticas más que otras. Pero mientras el ejemplo de los pronombres me parece claramente motivado, lo de las oraciones causales o finales no lo veo. Seguramente es interesante y desde luego me parece una idea muy original que debe ser explorada. Ánimo.
Hola Antonio, Gracias por el comentario. Algunos de los análisis que se hicieron anunciaban, en algunos sujetos, una frecuencia poco común de ciertas conjunciones y preposiciones propias de cláusulas finales y causales, de ahí la reflexión. Pero como señalaba antes, serían necesarios más datos para ofrecer resultados más consistentes.
Que interesante Marta.
Además de la identificación de los pronombres para clasificarlo como extorsión o acoso, creo que el análisis de la riqueza linguística del sujeto puede ayudar a crear un perfil sociodemográfico del extorsionista y fomentar el estudio psicológico de estos perfiles una vez identificados.¿Que te parece?