En un ejercicio de transparencia digno de imitación, la presidencia de Obama publica en internet el registro de visitas a la Casa Blanca. La aplicación permite búsquedas, filtrados y varias formas de visualización interactiva. La información que proporciona no pasaría de ser una curiosidad si no fuera por que su detalle permite un estudio profundo de la actividad del gobierno americano. El primer impulso de quienes nos dedicamos al análisis de las redes sociales en empresas y organizaciones es descubrir el balance de poder que se deriva de quién visita a quién.
Así hay publicado un interesante grafo, debido a Valdis Krebs, de los miembros del ejecutivo que asistieron a reuniones de menos de 12 personas (se supone que grupos pequeños son los más influyentes). Aparte del presidente (designado cómo POTUS = President Of The United States) la red bipartita del gráfico muestra quienes son los miembros del ejecutivo más influyentes y cómo el papel del vicepresidente (VPOTUS) es claramente marginal.
Este análisis de red de la actividad presidencial en USA tiene un precedente en el artículo de M. Link y B. Glad «Exploring the Psychopolitical Dynamics of Advisory Relations» basado en los diarios de actividad de Carter publicados tras dejar aquel la presidencia. En la imagen, se observa cómo evoluciona la red de colaboración de Carter y sus asistentes desde el inicio hasta el final de su presidencia.
De una relación jerarquizada con los asistentes en la que ellos interaccionan muy poco entre sí, se pasa a la aparición de centros de poder alternativo con grupos que «pasan» del presidente (o viceversa). Podría inferirse que los huecos estructurales (zonas del grafo que separan a los diversos subgrupos del equipo y que crean poder de unos sobre otros) se deben a luchas o tensiones internas. Interesante cuestión que no podemos responder por falta de información.
Estos y otros aspectos del funcionamiento de equipos y organizaciones son las que se estudian con la metodología de Análisis de Redes Organizativas y Sociales (AROS): Donde reside el poder, quién ejerce mayor influencia, donde se ubica el conocimiento que la organización necesita para funcionar, cómo y cuando fluye, que estructuras favorecen la innovaciones, la existencia de zonas de tensión de un equipo… Ese conocimiento contribuye a entender y mejorar el desempeño de las organizaciones.
Por eso muchas empresas estudian ya el funcionamiento de su red de colaboración cómo parte de sus iniciativas de transformación y descubren que difiere marcadamente de la estructura organizativa formal. Porque aunque sus actividades no sean tan conocidas cómo las de la administración americana, para ellas sigue siendo muy importante conocer quién y para qué viene esta tarde.
Escrito por: José Luis Iribarren