¿Que qué son «palabras calientes»? ¿Palabras que queman? Sí. Bueno, no. Solo en el sentido figurado. Hablo de palabras con sex-appeal, que atraen y llegan hasta quien las recibe. Como lingüista, y ávida lectora, las encuentro en los textos que más me enganchan y las echo en falta en las frías estepas de los tecnicismos. Pues el estilo comunicativo empleado para hablar de tecnología suele, o solía, olvidarse de ellas… Hasta ahora.
Siguiendo a uno de los grandes, en La seducción de las palabras, Álex Grijelmo las define (en contraposición a las frías) diciendo «Las palabras frías trasladan precisión, son la base de las ciencias. Las palabras calientes muestran sobre todo la arbitrariedad, y son la base de las artes». ¿Quiere esto decir que solo podemos dar a conocer los resultados de nuestras actividades de innovación (estudios científicos, exactos, precisos, concluyentes) usando palabras que no evoquen nada, repletas de significados planos, sin connotaciones? No lo creo.
Podemos, y debemos, hacer llegar nuestros descubrimientos a los demás al tiempo que conseguimos intrigar a nuestra audiencia, con palabras que denoten y, además, connoten, con palabras que fascinen. ¿Por qué no? La ciencia puede abandonar las palabras faltas de calor; de hecho, parece que ya se está subiendo al carro de las palabras calientes, de la comunicación afable y acogedora, al abrigo de lo que resulta cercano. Buena muestra es la difusión que consiguen tantos y tantos textos relacionados con las ciencias, escritos en plataformas sociales y canales virtuales, que parecen llegar a más público que las actas de los congresos o los artículos en revistas especializadas.
No pretendo, ni mucho menos, quitarle peso a este tipo de textos ―soy consciente de su valor y de lo que cuesta escribirlos―, pero reconozco que los que no tenemos estudios en ingeniería podemos sentirnos perdidos en un texto técnico y acabar abandonando la lectura. La jerga técnica nos puede llegar a aburrir, confundir o alejar (ya sabemos lo mucho que nos seducen y embaucan los manuales de instrucciones…). ¿Quieres que te lean? ¿Qué puedes, o podemos, hacer entonces para que el texto seduzca? ¿Cómo lo hacemos divulgativo?
Está claro: si quieres que tu audiencia, tus clientes, sepan lo que puedes hacer por ellos, si quieres que tu lector sienta, además de que comprenda, tus razonamientos lógicos y que quede cautivado por tus argumentos en vez de blindarse a ellos, las palabras que utilices son clave. Párate a pensar. Escoge tus palabras: naturales, frecuentes, directas, inspiradoras, sugerentes, esas que consiguen que tu lector te vea, te oiga y te saboree.
Usa un lenguaje sensorial, términos emotivos, palabras que embelesen, que cobijen: tu público se acercará a ti como a la lumbre en una fría noche de invierno. No solo entenderán lo que consigues con tus técnicas, sino que estarán encantados de que trabajes por y para ellos.
A propósito de palabras calientes también escribió la Fundéu, por si queréis leer un poquito más.
Buen post, Mónica.
Puede parecer que no, pero incluso los textos más técnicos y esteparios tienen un pequeño margen para la creatividad. Solo tienen que encontrar a alguien que sepa aprovecharlo.
Muy interesante reflexión!
Muy bien explicado!.. 😉
Gracias por tu comentario, Carmen.
Efectivamente, a veces lo único necesario, cuando hay contenido de calidad, es encontrar la manera de plasmarlo dándole una vuelta de tuerca.
Maribel, Carlos, gracias por vuestras apreciaciones 🙂
Estoy de acuerdo Mónica, aparte de calientes que sean apetitosas 🙂
Bravo!!
A menudo tomamos un texto , unas líneas y las sobrecargamos con tecnicismos y burocracia léxica , conseguimos que el mensaje pierda fuelle y el lector interés pues la lectura se torna un tanto tediosa.
Este post por el contrario hace honor a lo que en él se reivindica , sencillo , directo y ameno.
Un saludo!!
Pablo, tú sí sabes servirlas directas del horno 😉 … Gracias
Intentaba predicar con el ejemplo… Muchas gracias, Miguel. Me alegro de que te haya dejado buen sabor de boca.
Muy buen post, Mónica. Has conseguido acercarnos a la lumbre.
Gracias, María Luisa.
Esa era la idea. Ese es nuestro reto. 😉
Mónica, se me abre el apetito… Me gustaría leer un texto con palabras calientes. ¿alguna sugerencia por favor?
LLanos
Comprometedora petición, Llanos. Veamos si salgo airosa.
Solo por ser tú, ahí va una propuesta (http://bit.ly/Zk80jK) para que veas cómo, con las palabras adecuadas, han conseguido sacarle jugo a lo más trivial de la ortografía. 😉
Gracias por el post Mónica. Siempre viene bien una llamada de atención para no caer en el lado oscuro….
A mí siempre me ha llamado la atención la capacidad de los anglosajones para hacer atractivos los títulos de sus artículos científicos. Un ejemplo que me gusta: Internet Recruitment and Selection: Kissing Frogs to find Princes (publicado en el International Journal of Selection and Assessment)
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David, (qué honor) gracias por tu aportación.
Así es, un titular ha de ser descriptivo y relevante y si, además, es creativo y utiliza palabras clave, despertará aún más el interés del lector.
El inglés se presta bastante a ello por su capacidad de síntesis, pero en español también podemos atrevernos a jugar con las palabras.