La imaginación práctica es la capacidad de generar ideas novedosas aplicables a problemas y oportunidades al alcance de la mano. Ahora, soy un utópico de corazón que ha leído demasiada ciencia ficción. Tengo todo el respeto del mundo hacia las grandes ideas trascendentales que conducen a la sociedad hacia radicales y beneficiosas trasformaciones.
Sin embargo, soñar y hacer no son lo mismo; y la mayoría de las personas implicadas en grandes organizaciones no serán capaces de crear ese tipo de cambio masivo. Así, la imaginación práctica, más modesta, supone quizá un mejor uso de su tiempo y su energía.
Antes de convertirse en un agente de innovación, es necesario prepararse. Especialmente si sois de esos que llevan años dejado de lado la creatividad para completar las tareas diarias asignadas. Así que, antes de enfrentaros a ejecutivos hartos y a burócratas acérrimos, considerad lo siguiente:
¿Tenéis o podéis tener ideas frescas? Mucha gente asentirá, pero, por mi experiencia, la gente de empresa suele ser más hábil dando respuestas que proporcionando ideas. A esto lo llamo “el efecto estudiante”. Puede observarse en reuniones donde la gente se cree muy lista, incluso cuando enumera las ideas que ya ha oído antes todo el mundo.
Tienen la respuesta exacta. Conocen el tema. Pero no ofrecen nada nuevo. La innovación práctica requiere algo nuevo. Si durante una reunión a una de tus réplicas no le sigue ninguna pregunta que te suponga un desafío, entonces, muy probablemente, tus ideas no son frescas.
Hay muchos libros que hablan de cómo desarrollar la imaginación (uno de mis favoritos es el clásico de Osborne “Applied Imagination” -“Imaginación Aplicada”). Estos libros pueden ser de utilidad, si los usáis. Pero el mejor modo de llegar a tener ideas frescas es adquiriendo y dando vueltas a los conocimientos nuevos. Esto implica buscar en lugares que no tengan nada que ver con los asuntos que tratas habitualmente. Creo que la curiosidad es el fundamento de la imaginación (he escrito antes sobre la curiosidad en “Are we losing our ability to ask good questions?” – “¿Estamos perdiendo nuestra capacidad para hacer buenas preguntas?”- y en el artículo “Need to Know: How curiosity drives innovation,”-“La necesidad de saber: cómo la curiosidad lleva a la innovación”-, de ser solicitados ambos están disponibles).
Si no revisáis regularmente algo que necesitáis saber, pero que no tenga valor inmediato, puede que no estéis preparados para ser agentes de innovación.
Uno de los mejores modos de incorporar nuevos conocimientos a vuestro bagaje para ponerlos después a disposición de la imaginación práctica es hablar a menudo con gente cuyos intereses difieran de los vuestros. Traer a colación esos nuevos conocimientos durante una conversación con alguien que tenga puntos de vista diferentes abrirá caminos sorprendentes cuando os sean necesarios.
Las ideas frescas a menudo aparecen de modos insólitos. Pueden formarse a partir del lenguaje de una idea convencional, cuando notáis que muy en el fondo hay algo que es distinto. En estos casos, es importante identificar y explorar la esencia de aquello a lo que habéis respondido emocionalmente. Esto implica algo más que apuntar unas cuantas palabras cuando se os ocurra una idea. Si os obligáis a escribir unas cuantas frases, lo que vuestra idea tenga de especial se hará más visible.
Por otra parte, la idea puede surgir salvaje y poco viable. En estos casos, he descubierto que escribir un par de párrafos y apartar la idea un rato puede ayudar a domarla. Lo peor que podéis hacer con una idea sin domesticar es compartirla con otros de forma inmediata. Estarán encantados de deciros lo locos que estáis, y es poco probable que la idea sobreviva a la conversación.
La mayoría de las ideas no son buenas, así que lo importante es tener muchas. Cuando estéis convencidos de que sois unos expertos en generar ideas frescas a menudo, estaréis preparados para dar el siguiente paso en vuestra trasformación en agentes de la innovación: establecer buenas referencias. De esto hablaré en mi próxima entrada: “Incredible credible” (“Lo increíble creíble”).
Gracias por la referencia bibliográfica y por el post. El libro está traducido al castellano y ya está localizado…