Este 2015 es el año al que viaja Marty McFly desde 1985 en Regreso al futuro II. Las comparaciones entre nuestro presente y aquel 2015 imaginado por Robert Zemeckis & Co. dan para hablar mucho sobre innovación. Hay predicciones de aquel sueño de ciencia ficción tan icónico, como la hover board o el DeLorean «ecológico» de Doc, que aún distan mucho de convertirse en realidad. Otros, como las zapatillas deportivas que se abrochaban solas parecen estar más cerca de pisar nuestras calles a la vista de los nuevos avances en tecnología.
Vive hoy la ciudad del mañana
Algunos de esos avances on The Edge of Innovation se han presentado este mes en Barcelona en el 2015 GSMA Mobile World Congress. La industria de la tecnología móvil mueve montañas y acerca cada día más todo tipo de dispositivos cotidianos al poder transformador del Internet de las cosas, que más que una moda pasajera, parece haber llegado para quedarse. El congreso ha multiplicado sus esfuerzos para hacer realidad todos esos proyectos susceptibles de traernos hoy de regreso a la «ciudad del futuro».
Las Smart Cities podrían ser nuestro futuro soñado de Marty McFly visto lo visto en los últimos seis meses. Desde la implantación en salud de la historia clínica digital, la telemedicina, la receta electrónica o la teleasistencia a la integración de los wearables, los avances en el uso de dispositivos móviles parecen estar llegando sin necesidad de tener que esperar tres décadas.
Igualmente, ya es una realidad la promoción en energía de acciones de gestión de la demanda basadas en acercarse al usuario final con transparencia, interactuando con él para proporcionarle información mediante canales adecuados de comunicación, redes sociales entre otros, lo que permitiría analizar y clasificar todas esas interacciones con los usuarios y así poder gestionarlas de manera más inteligente, segmentando los diferentes casos y actuando con la mayor precisión posible.
En este caso, la actuación de centros como el IIC debería estar centrada en recoger la información de todos esos dispositivos móviles y determinar patrones de comportamiento, y así realizar predicciones de la demanda o la generación, detectar incidencias energéticas o fraude, etc. Esto haría posible analizar la eficiencia de los servicios, anticipar cambios o basarse en estos para afrontar nuevas líneas de innovación y mejora, como las que se están planteando los cluster en los que participa el Instituto, que nos llevarían a vivir en ciudades inteligentes con mayor eficiencia energética.
El reto de vivir en comunidad
Pero en una ciudad inteligente, donde las comunicaciones mejoraran la calidad de los servicios sanitarios y la eficiencia energética, las nuevas tecnologías también tendrían el reto de informar al ciudadano. Implantar una nueva realidad comunicativa más participativa en la que los ciudadanos percibieran un mayor acercamiento, en la que sus comentarios, emociones, valoraciones, intereses, necesidades e intenciones pudieran medirse analizando las redes sociales proporcionaría una información muy valiosa de cara a favorecer la relación entre los ciudadanos, las instituciones, y demás empresas (hostelería, restauración, transporte, servicios, retail…).
Es difícil imaginar cómo viviremos en un par de décadas al ritmo que se producen los cambios. Igual que poco podía imaginar en los 80 Robert Zemeckis sobre cómo Internet iba a revolucionar y conectar todo tipo de dispositivos e iba a dotarlos de nuevas funcionalidades, de otra manera, a Marty McFly le hubieran despedido por Twitter o LinkedIn en vez de por fax…